Cómo vivimos
¿Cómo vivimos?
En Remar, la forma de vida es comunitaria e implica una convivencia diaria entre los beneficiarios y voluntarios responsables de cada hogar y proyecto.
Vida en comunidad
A lo largo de los siglos, ha habido siempre movimientos cristianos, que buscando ser despegados de lo material, han tomado la decisión de compartir sus posesiones y vivir una vida comunitaria, pero, en nuestros días, no se hace necesario el hábito de tela dura y áspera, y tampoco fue un mandato obligatorio el celibato para ser útiles y consagrados. Esta vida comunitaria de nuestros tiempos, provee todo lo necesario para la familia, aportando los medios para el desarrollo integral, tanto de los núcleos familiares, como de los célibes. Viviendo en comunidad, se economizan los costos, y podemos acoger y ayudar a miles que no podrían por si mismos, alcanzar una vida digna.
Al ver este ejemplo, muchos, de forma voluntaria y altruista han tomado para si esta manera de vivir, en la que todos los miembros, del primero al último, escogen esta sencillez, en la que no falta nada necesario, mientras, todos colaboran activamente para el bien de todos, teniendo la gran satisfacción de que su trabajo, sea cual sea, desde el más humilde al más sofisticado, es útil para dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, llevar comida a los presos, medicina al enfermo. etc…
Ayudar es nuestro deber con la sociedad
El aprovechamiento de los diferentes talentos de los voluntarios, ha permitido desarrollar empresas y trabajos que con sus beneficios sostienen la ayuda social de Remar en los países en los que se desarrolla.
Podemos decir con gratitud a Dios, que Remar es un colectivo de más de 25.000 personas distribuidas en 57 países, que se dedican a ayudar a todo tipo de necesitados, y en especial a acoger a miles de niños, ancianos y personas en completa debilidad, cubriendo todas sus necesidades, proporcionándoles un hogar en familia, alimentación, vestido, medicamentos, escolaridad, hospitales etc..y ayuda a miles que no viven dentro de las comunidades de REMAR, sino que acuden a los comedores y escuelas, de forma externa, o reciben alimento y vestido, en cárceles.